sábado, 9 de mayo de 2015

LA AUTENTICA SOLIDARIDAD EN LOS COMEDORES SOCIALES...

ANTONIO, EL ANCIANO SOLIDARIO 

Hoy como de costumbre acudo a mi cita con las Hijas de la Caridad, lugar donde a diario acuden mil personas en busca de un plato de comida para calmar el hambre y en estás circunstancias tan duras ser testigo de actos de SOLIDARIDAD y valentía te llena de mucha felicidad.

El protagonista de hoy es Antonio, un jubilado de 80 años, lleva 5 años yendo al comedor llamado social de Pumarejo/Sevilla y se conoce cada rincón de aquella sala llena de crucifijos, mejor que el nadie conoce las historias de muchas personas que acuden al comedor. Antonio siempre acude al comedor acompañado de un carrito que llena con la comida que sobra en el comedor para luego compartirlas con aquellas personas que llegan tarde al comedor.

Antonio, descansando tras el trabajo de recogida de comida para los castigados

Sentado observo con mucha curiosidad el comportamiento de las personas presentes tan ausentes y presentes al mismo tiempo, sus rostros quemados por las circunstancias no les impide pensar en sus familiares que dependen de la comida que ellos guardan con cuidado a no ser sorprendidos por las monjas, actividad que analizo con mucho interés cada día. 

La fiesta agridulce dentro del comedor cambia de escena a diario sobre las 13:40 con la presencia fuera del comedor de grupos hambrientos que piden su ración de comida ante una puerta cerrada con un gran candado y vigilada por un agente de seguridad. 

Los afortunados de dentro se asoman a la ventana llamados por los gritos desesperados de mujeres, ancianos para inmediatamente organizarse para juntar comida para los de fuera. Hoy había 7 personas afectadas y entre ellas estaba Indalencio uno de mis amigos que tanto me enseña. Hoy ha perdido el autobús, llegando al comedor a la hora justa de cierre pero era tarde ya que nadie en el comedor atendía sus necesidades.    

Grupo de ancianos pidiendo comida a las monjas

A la salida del comedor cada afortunado compartía su comida con estas siete personas, acto de SOLIDARIDAD que tanto me ha emocionado que lloraba de emoción ver a los propios pobres dando una buena clase de ética y moralidad a las monjas protegidas por los guardias de seguridad. 

Al final todos salimos ganando, calmamos el hambre de nuestros estómagos y llenamos de sentido aquel espacio generador de injusticias, damos alas a nuestras emociones y respondemos al odio de las monjas con nuestras SONRISAS. 

Jóvenes y Jubilados protestando en el barrio de la Macarena/Sevilla
  
Los pochos plátanos donados por Mercadona nos sirven para coger fuerza y protestar, evidenciando la verdadera injusticia social que a diario se comete con los seres más pobres en la ciudad de Sevilla, alzamos nuestras voces para paralizar la humillación en los comedores sociales de la iglesia católica.

Poco a poco observo como la gente del comedor social de mi barrio pierde el miedo, participando en protestas, veo un poco de luz y esperanza para recuperar nuestros derechos, la dignidad y la solidaridad que es el pilar básico para matar la caridad que tanto daño hace a los seres humanos. 

  


   


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