sábado, 15 de julio de 2017

RUMANIA Y SUS 12 MIL PERSONAS SIN TECHO

Rumania ignora la carta de los Derechos Humanos:

Llevo dos semanas en Rumania después de vivir 13 años en España y puedo afirmar que este país ignora los derechos humanos. En estas semanas he intentado entender que sucede con las personas sin techo y me he quedado horrorizado con la mentalidad de la sociedad y los políticos que ignoran por completo los derechos humanos de las personas sin techo. Lo más grave de todo fue ver que en la calle había niños y personas con capacidades diferentes sin ningún tipo de atención en la calle. Las ONGs culpabilizan a las personas sin techo de su situación y los medios de comunicación informan muy poco sobre el drama de los 12.000 sin techo de Rumania y cuando lo hacen lanzan estereotipos y prejuicios sobre el colectivo.

Los ayuntamientos ofrecen alojamiento solo en los tres meses de invierno, el resto del año duermen en la calle sin ningún tipo de recurso. Es una vergüenza que un país como Rumania que lleva desde 2007 en la Comunidad Europea no tenga un plan para la inclusión social de las personas sin techo. Cada año mueren 300 personas sin techo y nadie asume responsabilidad alguna por estos asesinatos.

Las personas sin techo son los refugiados urbanos que no reciben la atención necesaria, son ciudadanos europeos que mueren lentamente al raso sin que nadie se entere. 

En ningún país de Europa he visto tanto desprecio por los derechos de las personas sin techo como en Rumania y en parte se debe por la mentalidad de la sociedad y la corrupción institucionalizada del gobierno.

Los gitanos son otro colectivo muy marginalizado y odiado por la sociedad rumana y muchos se ven obligados a emigrar en busca de países que sean más respetuosos con su cultura.
















































miércoles, 12 de julio de 2017

GRUPO DE NIÑOS AGREDEN CON PIEDRAS A UN "SIN TECHO"

La situación de las personas que tienen que dormir en la calle ante la falta de un techo en el que cobijarse se complica aún más cuando se encuentran ante el comportamiento incívico de otros ciudadanos. Es lo que le ha ocurrido al utrerano Javier del Ojo, que ha sufrido la agresión de un grupo de niños.

Todo ha ocurrido cuando este hombre de 43 años intentaba descansar en la zona conocida como el Puente de los Cochinos, junto a un cañaveral. «Suelo dormir en sitios diferentes, y esa noche estuve allí porque es un lugar tranquilo», ha contado a Utrera Digital. Sin embargo esa tranquilidad se vio truncada ante la llegada de un grupo de chavales, «de entre 10 y 14 años aproximadamente, que comenzaron a lanzarme piedras. Yo estaba dormido y cuando me desperté pude reaccionar para cubrirme la cara con el brazo, que fue donde me hirieron».

Fue entonces cuando los chavales huyeron en dirección a la barriada Santa Juana, tras los que echó a correr la víctima de este suceso. Sin embargo, «una persona me detuvo y los niños se marcharon. Además, este hombre me increpó y llamó a la Guardia Civil, y cuando llegó le conté lo que había sucedido, pero no he querido poner denuncia. Lo que quiero es que los padres de estos chavales los eduquen para que aprendan a respetar a los demás».

Tras la situación vivida, Del Ojo reconoce «tener miedo» de dormir en la calle. Comenta que en Utrera debería existir un albergue municipal, como hay en Dos Hermanas o en Sevilla. Durante los «12 años» que lleva buscando algún sitio donde dormir, este utrerano ha sufrido el calor del verano, y el frío y lluvias del invierno. 

Además, ha comentado que en alguna ocasión ha solicitado ayuda, pero «de Servicios Sociales me mandan al Ayuntamiento y viceversa. Me dicen que faltan papeles y la ayuda no llega». Según explica, «en una ocasión me dieron dinero para pagarme el billete de tren, solamente de ida a Sevilla, para que me fuera a un albergue a dormir. Pero eso solamente soluciona unos días, y después otra vez a la calle».

Este utrerano, al igual que ha ocurrido con Antonio Luis García Romero, ha recibido el apoyo de la asociación de víctimas del paro, que ha querido poner de manifiesto la situación en la que se encuentran para intentar que reciban las ayudas necesarias que les permitan salir adelante.